ese rey amarillo
que con su luz se nombra
resaltando su brillo.
Nos asombra ese rey,
y son nuestras entrañas
tan profundas y extrañas
la sombra de su deslumbrante ley.
Dictadura de luz
que ciega en su verdad Andalucía,
convierte la tragedia en alegría
y la eterna resurrección en cruz.
De nuestras entretelas, sin embargo,
emerge en su nocturna mansedumbre
un paraíso amargo
para el rey absoluto de la cumbre,
que hace que el alma vibre
y con sagradas vírgenes copule,
al prístino Hacedor perenne emule
y a la bética tribu vuelva libre.
Jesús María Bustelo Acevedo
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